El impacto del malestar social y COVID-19 en el sector minorista de Chile

  • primer libro Personal de T-ROC
  • calendario 29 de mayo de 2020
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Desde el viernes 18 de octubre de 2019, ha habido un malestar social sin precedentes desde el retorno a la democracia en Chile. Lo que comenzó con la evasión masiva del Metro de Santiago, en respuesta al aumento de tarifas de 30 pesos, fue seguido de un ataque a decenas de estaciones de tren subterráneo, con daños estimados en 500 millones de pesos (US $ 700,000). Esto llevó al decreto de estado de emergencia y desató movilizaciones masivas. Además de las protestas, se produjeron graves hechos de violencia, como saqueos e incendios, que han afectado a edificios públicos y privados, así como a gran parte del comercio, que tuvo que cerrar sus puertas y reducir la jornada laboral, con graves repercusiones en la economía del país.

Supermercados, minoristas y comercio fueron el foco de excesos graves y actos de terrorismo. Aunque las bases de los disturbios sociales se basaron principalmente en la desigualdad entre las clases sociales, el abuso por parte de grandes empresas y las colusiones de precios en sectores como los productos farmacéuticos y los alimentos, gran parte de la violencia provino de grupos de narcotraficantes, organizaciones de izquierda y vándalos comunes, quien finalmente buscó desestabilizar al gobierno y cometer crímenes.

Finalmente, el efecto fatal que tuvo en la población —por cierre de tiendas, reducción de horarios, saqueos de supermercados y tiendas departamentales, incendios y más— fue catastrófico. Se perdieron más de 300,000 puestos de trabajo, especialmente en el sector del comercio, incluidos los minoristas, los restaurantes, los supermercados y las pequeñas tiendas familiares.

Cuando se pensó que, después del receso de verano en el hemisferio sur, que ocurre de enero a febrero, ese comercio comenzaría a reactivarse en marzo, la pandemia de COVID-19 golpeó. El 26 de marzo, se declaró el estado de emergencia, se cerró el comercio, dejando abiertos solo supermercados, almacenes y farmacias, lo que nuevamente causó una catástrofe en el empleo y la economía. Se estima que se perderán otros 300,000 empleos en el comercio minorista y el comercio minorista, lo que pone de relieve la grave crisis que atraviesa este sector en Chile.

Creemos que a corto plazo, este sector requerirá una reactivación operativa muy eficiente, claramente limitada por las restricciones sanitarias que impondrán el gobierno y las propias empresas, además de las restricciones y limitaciones que los propios consumidores impondrán. El desafío es, entonces, adaptarse a esta nueva forma de comprar y vender: ofrecer servicios minoristas que cubren diferentes canales y formas de venta y servicio al cliente, tanto en persona como físicos.


Marcos Vitis es el Country Manager para Chile y Perú de T-ROC, un proveedor global de soluciones minoristas. Para obtener más información sobre cómo los minoristas pueden planificar la recuperación posterior a COVID-19, puede comunicarse con Marcos en GME@dhr-rgv.com.

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